La denuncia por estafa presentada en 2012 por la inmobiliaria sevillana Grupo Ferro contra Antonio Pulido, expresidente de Cajasol y hoy directivo de Caixabank, y otros cuatro exdirectivos de la antigua caja ahora integrada en el banco catalán, va camino de convertirse en una investigación sobre las operaciones que hizo la entidad andaluza con suelos heredados de Inmobiliaria Colonial, tras desplomarse en bolsa a final de 2007 y abandonar su presidente, Luis Portillo, el cargo.
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