Sí, es cierto que la renta variable empezó a trompicones el año tiñéndose más de rojo que de otra cosa. Pero la reunión del pasado 22 de enero del Banco Central Europeo (BCE) no sólo era una de las citas más esperadas, sino que podía dar ese impulso que necesitaban las bolsas. Y la institución monetaria no defraudó. Anunció un QE a la europea con la compra de 60.000 millones de deuda mensuales hasta, al menos, septiembre de 2016 y dio alas a los alcistas.
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