El Gobierno libio ha desplegado a sus fuerzas especiales para proteger las gasolineras en la capital, Trípoli, asestadas de conductores irritados que intentan llenar los tanques de sus vehículos, mientras la petrolera estatal trata de conseguir nuevos suministros. En otra señal del caos que acosa al importante país petrolero, los cortes de luz empeoraron en Trípoli y otras partes del país después de que la firma estatal de electricidad dijera que no tenía suficiente combustible para varias centrales eléctricas. Desde hace casi dos semanas, las estaciones de servicio de Trípoli han estado repletas de filas de coches que se extendían por kilómetros, otra frustración para libios agobiados por el desorden y la violencia.
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