Diciembre de 2010. Los inspectores del Banco de España preparan un informe nada halagüeño a sus superiores sobre Caja Madrid: se enfrentaba a casi 5.000 millones de pérdidas y necesitaba nuevos gestores al frente. Sin embargo, cuando las altas esferas hicieron sus recomendaciones oficiales a la entidad, no mencionaron nada sobre nuevos gestores y además recortaron las pérdidas estimadas en casi 2.000 millones de euros, tal y como publica hoy la agencia Bloomberg.El diagnóstico era crucial en ese momento, ya que Caja Madrid era el líder y cabeza visible de la fusión de cajas de ahorro que supondría Bankia, una operación patrocinada por el Ejecutivo y por varias Comunidades Autónomas. La creación del gigante finalmente desembocó en la petición de rescate a Europa por valor de 41.000 millones de euros que ha tenido que poner el contribuyente, quedando pendiente la recuperación de ese dinero.Entre los documentos que la cúpula del Banco de España ignoró se encuentra un informe de 101 páginas, fechado el 3 de diciembre, después de visitar Caja Madrid entre marzo de 2009 y septiembre de 2010. Además, hay otro resumen de 6 páginas, con fecha del 9 de diciembre de 2010, enviado directamente comité ejecutivo del Banco de España presidido por Miguel Ángel Fernández Ordóñez. También se enviaron las conclusiones finales del comité de cuatro inspectores directamente a Rodrigo Rato el 14 de diciembre de ese año, entonces al frente de Caja Madrid.
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