El problema griego es como una espiral para los mercados europeos: cuando parece que ya ha pasado, vuelve a hacer acto de presencia, sembrando de dudas la confianza de los inversores. El riesgo de impago vuelve a sentirse en las bolsas europeas, con especial impacto en la periferia, que se juega el viernes frenar la racha alcista que se inició en enero al calor del QE del Banco Central Europeo (BCE).
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