sábado, 28 de febrero de 2015

Las 22 medallas paralímpicas y 73 récords mundiales de Sarah Storey

La soledad del ciclista es mayor cuando el entrenamiento se produce en pista. La bici y el deportista se convierten en un todo, en unidad inseparable, una mezcla férrea entre el hombre y la máquina. Si además la sesión sucede en un velódromo, la sensación de aislamiento es mucho más grande. Allá por el año 2005, Sarah Storey rodaba con su bicicleta en el circuito de Manchester, dentro del Centro Nacional de Ciclismo, como rueda la bola en la ruleta, por inercia, mientras pensaba qué estaba haciendo allí cuando lo suyo era la natación.













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